2.3.09

LA CRISIS DEL SECTOR MADERERO IMPIDE RECOGER GRAN PARTE DE LOS ÁRBOLES DERRIBADOS


Según una información de PROFOR, la Asociación de Forestales de España, la mayor parte de árboles caídos no se puede retirar por la crisis que sufren los recogedores de madera. Las dificultades del sector encargado de limpiar los bosque se han agravado con la llegada masiva de troncos y madera aserrada procedente de Francia -en donde el vendaval también derribó miles de árboles-, que han empezado a inundar las aserradoras catalanas.

Gran parte -tal vez más de la mitad- de los árboles y troncos derribados en los bosques a causa del vendaval y los temporales de invierno no podrá ser recogida. La crisis del sector silvícola, que vive sus horas más bajas, lo impide.

El Gobierno francés subvenciona la recogida de la madera, con lo que se ha producido un aluvión de materia prima que llega a precios más baratos. El resultado es que los recogedores no pueden competir; su trabajo no tiene salida y los empresarios han empezado a despedir a les colles que hacen estas tareas.

Los recogedores de madera venían sufriendo los problemas estructurales, a los que se unen los derivados de la crisis, que se concreta aquí en una reducción drástica del consumo de madera (en la construcción, por ejemplo).

El panorama se ha agravado definitivamente con los vendavales de enero en el sur de Francia, en donde se acumulan entre 30 y 40 millones de metros cúbicos de madera de árboles abatidos que se están retirando para evitar incendios y plagas. Esta madera ha empezado a llegar a Catalunya y abastecerá, durante años y bajo precio, las aserradoras (donde se procesa para hacer palés, muebles, tableros o postes).

El Gobierno francés ha puesto en marcha un plan de 1.000 millones de euros de apoyo al sector forestal, y subvenciona la recogida y el transporte de la madera. Troncos y ramas recogidos aquí se vendían a las aserradoras por 50 o 60 euros la tonelada mientras que la de Francia se ofrece a unos 33 euros, según la Asociación de Forestales (Profor).

"La situación es crítica. Por una parte, ya había poca recogida de madera, debido a la bajada del consumo, y ahora se suma que está llegando mucha madera de fuera a precios más bajos. Con esta caída de precio, es imposible que la economía del bosque funcione. Muchas personas van a ir al paro", se lamenta Francisco Cano, portavoz de Profor. Además, en ocasiones, la madera procedente de Francia ya viene cortada y preparada.

En este contexto, el Departament de Medi Ambient está ultimando la formación mínima para las 1.000 personas que empezarán a limpiar los bosques en donde se acumulan los árboles derribados. El trabajo de estas personas se iniciará el 16 de marzo y, al ser poco especializado, se centrará en extraer el combustible fino y ramas en las comarcas con mayor riesgo de incendio. Pero no se espera que estas 1.000 personas -agrupadas en 108 brigadas- extraigan grandes cantidades de madera. Para objetivos más ambiciosos, la dirección general de Medi Natural espera que la retirada de árboles se complete con las ayudas ya aprobadas para los propietarios de bosques, mientras se estudian otras fórmulas para retirar directamente los árboles.

En este punto, Profor recordó que la extracción de árboles caídos "requiere capacitación: no un cursillo de una o dos semanas, sino una formación de uno o dos años", y que los árboles caídos o entrelazados son peligrosos, pues acumulan tensiones que puedan dar lugar a giros y accidentes a los operarios poco experimentados.

La destrucción de empleo por la doble crisis preocupa a Profor, pues estima que esta una pérdida irreparable. "Cuando un trabajador del bosque se pierde, ya no vuelve. Y estamos perdiendo buenos profesionales y buenos empresarios. El bosque catalán no se puede aprovechar ni cuidar sin ellos; son un eslabón imprescindible", dice Profor.

El abandono del bosque tiene como consecuencia un bajísimo aprovechamiento de los recursos silvícolas, con lo cual las masas forestales van creciendo y ganando espacio y volumen hasta convertirse en una enorme pira de combustible que puede arder en verano. En los últimos diez años, el bosque catalán ha ganado un 17% de superficie; tiene un 30% más de árboles y ha incrementado el volumen de la biomasa en un 48%. En Catalunya sólo se aprovecha una cuarta parte de la madera nueva que crece cada año en el bosque. La madera que no se corta y se concentra en el bosque agrava el riesgo potencial de los incendios.

Profor reclama al Govern que efectúe inversiones públicas destinadas a la gestión forestal para que el sector pueda prepararse mejor una vez superada la fase de la llegada masiva de madera de Francia: construir cortafuegos, reducir el combustible, crear zonas de pasto, mejorar los bosques, quitar los peores árboles o favorecer la posibilidad de penetrar en los bosques.

Mientras tanto, el Collegi d´Enginyers de Forests de Catalunya pidió que los troncos y ramas que se acumulan en los bosques se retiren antes de que se inicie la temporada de prevención de incendios, dada la situación de riesgo. "Esta es una tarea difícil, dado que tenemos poco tiempo, pero es imprescindible un entendimiento entre todos los agentes implicados", declaró a este diario Jordi Romà, su decano. Romà propuso dar prioridad a que los contratados para limpiar el bosque sean miembros de las agrupaciones de defensa forestal, dada su experiencia.

Por su parte, el Consorci Forestal de Catalunya (CFC), que agrupa a los propietarios forestales, considera insuficientes las ayudas aprobadas pro el Govern (un millón de euros) y propone que éstas se eleven a cuatro millones de euros). El CFC ha lanzado diversas propuestas al Govern para garantizar la viabilidad de las más de 50 aserradoras catalanas y para dar prioridad a la salida de la madera caída.

También reclama que se elabora un plan estratégico para salvar el sector dando prioridad al uso de la madera como combustible (biomasa) para producir energía. Antonio Farrero, director gerente del Centre de la Propietat Forestal Forestal -que canaliza las ayudas al sector-, se mostró partidario de que los empresarios consuman la madera catalana.

LA COMPETENCIA DE LA MADERA FRANCESA HUNDE A LOS MADEREROS ESPAÑOLES

Albert Codina, un empresario del Berguedà ha hecho oficial el despido de todos sus trabajadores. El negocio de la recogida de madera en el bosque se ha hundido definitivamente en su caso. "Ya les he dicho que si seguía adelante no podría ni cubrir los gastos. Estaba obligado a cerrar", dice. Los 19 experimentados operarios, organizados en seis colles, deberán dejar de trabajar. La competencia de la madera de Francia ha sido la puntilla: "Ha acabado de hundirlo todo", dice apesadumbrado.

El trabajo de sus 19 operarios consistía en recoger la madera del bosque (Bages, Berguedà, Cerdanya) una vez llegaba a acuerdos con los propietarios o tras participar en las subastas de madera. Su empresa ayudaba a obtener los permisos de tala y se encargaba también de arrastrar los troncos y de cargarlos hasta las aserradoras.

Albert Codina está orgulloso de haber sido el principal proveedor de la Serradora Boix, de Puig-reig, a cuyos responsables ha explicado su dolorosa decisión. Les ha dicho que si algún día puede volver, lo hará; pero no oculta que eso es casi imposible. "Si la Generalitat le hubiera dado alguna ayuda a la aserradora no hubiéramos llegado a este extremo", explica. Siente una enorme amargura; deja este trabajo con 64 años. "Empecé a los 7 años, recogiendo ramas de pinos en el bosque y haciendo pilotes de fusta para calderas, y a los 17 años ya tenía por mi cuenta a 22 personas", repasa su vida. "No quería jubilarme; pero estaba obligado. Pero puede decir con orgullo que les podré pagar a todos".

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