15.3.12

SE CUMPLEN NUEVE AÑOS DESDE LA ÚLTIMA OPOSICIÓN DE AGENTE FORESTAL EN LA COMUNIDAD DE MADRID


Hace doce días se cumplió un nuevo año. Cayó como una losa, ésta quizá más pesada porque la década está a la vuelta de la esquina. Una década de espera, de una espera que nunca parece tener fin. Un año más y van nueve, desde que no se convocan oposiciones para generar nuevas plazas de Agente Forestal en la Comunidad de Madrid. Demasiado tiempo. Mientras tanto, el campo madrileño ve como cada día cuenta con menos agentes, más mayores y con más trabajo a sus espaldas. Menos manos y ojos para poner a salvo a ese buitre negro del veneno letal, a esa nutria de vertidos incontrolados, a la destrucción del nidal de cernícalo primilla, al sapo partero de los detergentes humanos, al zorro de los humanos egoistas y al corzo de la caza furtiva.

Y mientras tanto, los forestales madrileños no tienen relevo, no cuentan con sabia nueva. Son como una especie estrangulada por un hormigón armado a fuerza de imperativos políticos ilógicos e inspirados en una mentalidad caciquista.
Ya no existen Forestales en Madrid menores de 35 años. Una auténtica barrera a nuevas vocaciones, ilusiones, sueños, trabajo, estudio, esfuerzo de mucha gente que ve como su vocación se escapa, se pierde, cercenada por decisiones políticas.

Existen comarcas en el que en algunas ocasiones el servicio queda desierto o con muy pocos efectivos porque no hay personal suficiente. Son poco más de doscientos para toda la Comunidad de Madrid.
Se marcharon de la Consejería de Medio Ambiente después de encontrarse como su propia Comunidad intentó suprimir su condición de agente de la autoridad y prohibirles el acceso a fincas de propiedad particular. Solventado estos inconvenientes, siguen en la lucha, pero casa vez son menos.

Esperemos que esta situación cambie y los políticos, que son quienes tienen la decisión de convocar plazas, sean conscientes de la importancia de contar con forestales en el campo. Será un signo inequívoco de que de verdad se preocupan por la salud de nuestros montes. Esperemos que no pasen diez años más.


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