7.9.11

UN SIGLO DE TRASHUMANCIA

En esta ocasión os hablo de trashumancia, de las horas que compartí en la serranía de Cuenca gracias al Agente Medioambiental de Tragacete Alfredo Poveda, con la familia Belenchón, que lleva la friolera de un siglo recorriendo con su ganado la Cañada Real Conquense.
                                        
De abuelos a nietos, la tradición de la Trashumancia se ha mantenido para esta familia a lo largo de cien años. Llevan un siglo recorriendo los 460 kilómetros que separan la turolense de Orihuela del Tremedal con la jienense de La Carolina. Una parte de la familia, los hermanos Andrés y Fortunato, se encarga de las vacas, un total de 240 cabezas, mientras que otra parte hace lo propio con las más de 2.200 ovejas con las que cuentan.

Andrés y Fortunato, que llevan desde los 14 años dedicados al ganado trashumante, son conocidos como “los antones”, apodo que viene de su abuelo, el patriarca de la familia que se inició en el oficio de pastor trashumante.


“En noviembre, después de los santos, salimos de Guadalaviar hacia el sur. Llegamos a La Carolina en 25-28 días”, nos cuentan mientras descansan en la serranía de Cuenca en su camino de regreso que iniciaron a finales de mayo. Guadalaviar está ubicado en la Sierra de Albarracín, a 1.500 metros de altitud.

El camino de vuelta lo hacen más lento porque las madres son acompañadas por numerosas crías. En la subida tardan alrededor de 30 días. Llegan a Huélamo en 29 días En Huélamo se mantienen un mes aproximadamente, dependiendo de la calidad de los pastos.


ESTAMOS VENDIENDO LOS CORDEROS COMO HACE 40 AÑOS

Duermen en tiendas de campaña y en verano cocinan con camping-gas. “En otoño y en invierno nuestra vida es el fuego”, explica Andrés, que rememora las duras jornadas invernales en las que, aunque nieve, caminan todos los días.


Recuerdan la época en la que la trashumancia se apoyaba en el ferrocarril. “En ocasiones se trasladaba el ganado en tren, pero se abandonó en torno al año 1993 porque no era rentable”, recuerda.

“Uno de los momentos más críticos, explica Fortunato, es cuando se juntan varios rebaños. Hay que tener cuidado para que no se mezclen y luego se queden despistadas. Aunque lo más complicado en estos casos son las ovejas. La oveja es más contínua, la vaca para más, se entretiene más y por lo tanto es mucho más lenta.

Las ovejas que tienen no se ordeñan, son para carne. El problema es que los corderos los estamos vendiendo como hace cuarenta años. Ahora mismo lo vendemos a 58 euros/cordero. Los terneros a 480 euros, se lamenta”.

Dicen que las subvenciones llegan cada vez menos y como terminen desapareciendo, la cabaña ganadera española lo va a pasar aún peor. “En estos momentos, Rusia y Rumanía están exportando mucho cordero. Pienso que el día de mañana vamos a depender de estos países”, se lamenta.

Hablamos en una pradera de la serranía de Cuenca y nos cuenta cosas sobre la lengua azul. “La vaca no tiene síntomas de la lengua azul, la transmite, pero no la padece. En cambio la oveja sí presenta síntomas como inflamación de la cabeza, ojos y fiebre. La lengua azul se ha generado al mezclar grasas animales con piensos”, explica

















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