21.12.11

EL ENVENENAMIENTO DE AVES NO CESA



Mi compañero técnico forestal, David García, colaborador del magnífico blog Territorio Natural, ha publicado una noticia que vuelve a poner de manifiesto que el envenenamiento de animales silvestres sigue siendo demasiado habitual en nuestros campos. En este caso se trata de un Águila-Azor perdicera que él mismo encontró con presuntos síntomas de envenenamiento en un sembrado ubicado entre los términos municipales de Carpio, Valladolid y Madrigal de las Altas Torres, en la provincia de Ávila.
En esta ocasión el SEPRONA realizó las pautas correspondientes sobre el levantamiento del cadáver.

David destaca su noticia en su blog para que sirva de llamamiento a esta sangría que no cesa y nos cuenta en su blog que "La población de Águila perdicera de Castilla y León se ha reducido a más de la mitad en las últimas dos décadas. Los motivos de esta reducción son múltiples, por un lado soportan una elevada mortalidad y por otro el éxito de cría es muy bajo. En el primer caso es debido tanto a su electrocución en líneas eléctricas de alta tensión como a su persecución directa, mientras que los motivos que causan la baja productividad son varios, destacando entre otros, la escasez de las poblaciones de sus presas.

La disminución de los territorios en Castilla y León ha sido muy acusada, pasando de entre cuarenta y cuarenta y cuatro territorios en 1990, a dieciséis en el año 2005. Especialmente importante ha sido la disminución en la provincia de Burgos, que ha pasado de contar con más de una veintena de parejas durante los años ochenta, a tres territorios ocupados en 2005. En Segovia y Soria también existieron parejas en diversos cañones fluviales, que hoy en día están despoblados de águilas perdiceras. La única población que mantiene un núcleo importante se encuentra en Salamanca y Zamora, en los Arribes del Duero entre España y Portugal con una población, ligeramente en declive, en torno a los doce territorios.

La Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y la Biodiversidad crea, en su artículo 53, el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, que incluye especies, subespecies y poblaciones merecedoras de una atención y protección particular, en función de su valor científico, ecológico, cultural, por su singularidad, rareza o grado de amenaza, así como aquellas que figuren como protegidas en Directivas y convenios internacionales ratificados por España. En el seno del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, se establece el Catálogo Español de Especies Amenazadas que incluirá, cuando exista información técnica o científica que así lo aconseje, los taxones o poblaciones de la biodiversidad amenazada. El Catálogo integra especies en las categorías:

En peligro de extinción: taxones o poblaciones cuya supervivencia es poco probable si los factores causales de su actual situación siguen actuando.

Vulnerable: taxones o poblaciones que corren el riesgo de pasar a en peligro de extinción en un futuro inmediato si los factores adversos que actúan sobre ellos no son corregidos.

El Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero, por el que se regula el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, cataloga el Águila perdicera (Hieraaetus fasciatus) como especie «vulnerable».

El águila perdicera o águila-azor perdicera -Hieraaetus fasciatus- es una rapaz diurna de tamaño medio, de la familia de los acipitridos (águilas, azores, gavilanes, aguiluchos, milanos, quebrantahuesos y buitres). Es mayoritariamente sedentaria, y con amplios movimientos dispersivos de los jóvenes inmaduros.

El águila perdicera es algo más pequeña que las verdaderas águilas (especies del género Aquila). De alas algo más cortas que éstas, tiene una envergadura (distancia de ala a ala) entre 155 y 160 centímetros. Su gran potencia de vuelo y enorme capacidad de acrobacia es comparable, para muchos autores, con la del propio Azor. Cuando está posada resulta fácil de identificar por la mancha blanquecina entre los hombros y en vuelo, por el vientre jaspeado blanco y la vistosa franja negra que recorre sus alas.

Es un águila de montaña media y prefiere las sierras especialmente si las masas forestales no son muy extensas. Utiliza principalmente los cortados como zona de nidificación. Como territorio de caza prefiere zonas de vegetación mediterránea no muy espesa. La base de su alimentación está constituida por presas de mediano tamaño como el conejo y aves medianas como grajillas, palomas", finaliza David en un amplio reportaje que espero que aporte su grano de arena sobre esta lacra que sigue dañando a nuestra fauna. Aprovecho para indicar que, una buena acción que podemos realizar en el campo, es recorrer líneas de alta tensión que no están modificadas contra la electrocución. En caso de encontrar algún ave electrocutada dar parte a los Agentes Forestales para que procedan a levantar el cadáver, realizar un acta sobre el hecho y así contribuir a que la compañía eléctrica proceda a la modificación de la misma.

Fuente: Blog Territorio Natural

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