22.10.09

LA SIERRA DE LA CULEBRA


Hace unas semanas tuve ocasión de volver a la Sierra de la Culebra, un entorno que siempre me ha atraído por su riqueza natural y por ser una de las pocas tierras que quedan en España realmente virgen, donde la acción humana aún no ha cambiado demasiado el paisaje.
En esta tierra se encuentra la mayor densidad de lobo de toda Europa. Un lujo para nuestro país. Uno de los aspectos que más me ha llamado la atención en este viaje fueron los cultivos de castaño, un aprovechamiento que sigue siendo importante para esta comarca. Y aquí, a este árbol se le venera.





La Sierra de la Culebra es un conjunto montañoso ubicado en las comarcas de Aliste, Sanabria y La Carballeda (Zamora) que posee lindes con Portugal. La denominación de esta cordillera puede provenir de su ondulante forma que se puede asemejar al ofidio que da su nombre, otra teoría menciona que el nombre puede provenir de la existencia de colonias de víbora hocicuda así como la culebra lisa europea.


Posee una superficie total de 65.891 hectáreas y la cordillera no posee una gran altitud siendo en la mayoría de los casos de 1000 metros, siendo el pico más alto Peña Mira (1.243 metros) ubicado en la pedanía de Flechas. Los municipios que la componen son Ferreras de Abajo, Ferreras de Arriba, Ferreruela de Tábara, Figueruela de Arriba, Mahíde, Manzanal de Arriba, Otero de Bodas, Pedralba de la Pradería, Puebla de Sanabria, Riofrío de Aliste, Sesnández de Tábara, Tábara y Villardeciervos.


Villadeciervos es un núcleo que ha sabido mantener el legado natural e histórico sin sufrir en exceso la pérdida de población. La actividad agrícola y ganadera, junto con las medioambientales, de conservación de la naturaleza, turísticas y cinegéticas, mantienen una actividad estable y rica a lo largo de todo el año.

SANTA CRUZ DE LOS CUÉRRAGOS


Y como no podía ser de otra forma, volví al pueblo de Santa Cruz de los Cuérragos, ubicado al oeste y en la misma frontera con Portugal. Santa Cruz es un pequeño pueblo, inhóspito, lejos de todo.


 Allí, donde se acaba la carretera, se encuentra esta bella población rodeada de castaños y con casas que mantienen la arquitectura popular sanabresa con balcones de madera y tejados de pizarra.


En las nuevas construcciones y reparaciones de antiguas viviendas se cuida el entorno y se respetan las formas tradicionales. También merece un paseo su antiguo molino.




MANUEL GALLEGO, UN FORESTAL JUBILADO

Durante los dos días que recorrimos estas tierras pudimos conversar con varias personas, entre ellas Manuel Gallego, de 81 años de edad, agente forestal jubilado. Nos trasmitió sus vivencias y el trabajo del agente forestal de épocas pasadas, un empleo entregado, vocacional, de sol a sol, sin horarios.

Manuel nunca quiso obtener el permiso de conducción. Comenzó a trabajar a lomos de una bicicleta, a la que después sustituyó por una moto. Realizó sus servicios en moto hasta que una operación de cadera le llevó a tener que patrullar con compañeros que tenían carné. Recuerda Manuel sus largas jornadas en las que vivió de todo, incluidos dos incendios, uno de ellos, a punto estuvo de costarle la vida. Se salvó, asegura, gracias a que pudo protegerse entre unas rocas.

Relata las penurias de la época, el paso de la Dirección General de Montes al ICONA, en 1981 y posteriormente el examen que tuvo que pasar para acceder a su condición de funcionario. Y observa con alivio los medios actuales, sobre todo para desplazarse y comunicarse. Recuerda los tiempos en los que sobre su bicicleta portaba una carabina como defensa.

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