Este espacio trata de ser una ventana a la información del mundo forestal, la naturaleza, ecología, el desarrollo sostenible, etc. Los Agentes Forestales se han convertido en los principales protagonistas del mismo por méritos propios, por su tesón a la hora de difundir su trabajo. Ánimo para ellos que tantas trabas están recibiendo de algunas administraciones. Colaboremos en todo lo que podamos con ellos.
22.5.08
SOS VENENO
Hoy hablamos del programa SOS veneno, un proyecto que se creó en 1998 impulsado por ocho ONG preocupadas por el creciente número de casos de envenenamiento de especies protegidas de la fauna silvestre. Se concibe como una herramienta para ser empleada contra el uso ilegal de veneno, en particular, para facilitar la coordinación, difusión, denuncia y seguimiento de casos. El Programa colabora estrechamente con las administraciones públicas competentes en la conservación de la naturaleza y persecución de ilícitos relacionados con el uso de veneno bien a través del Grupo de Trabajo de Ecotoxicología (Ministerio de Medio Ambiente, Comunidades Autónomas, Agentes Forestales, SEPRONA) o bien de forma directa sobre el terreno mediante rastreos y denuncias cuando es necesario. El Programa también está estableciendo líneas de colaboración con otras entidades que pueden aportar mucho en la lucha contra el uso de veneno como es el caso de la Real Federación Española de Caza.
Las ocho ONG participantes en el programa Antídoto son: BVCF (Fundación para la Conservación del Buitre Negro), Ecologistas en Acción, FAPAS, Fundación Quebrantahuesos, GREFA, SECEM (Sociedad Española para la Conservación y Estudio de los Mamíferos), SEO/BirdLife, WWF/Adena.
LUCHAR CONTRA LOS ENVENENADORES
Es difícil seguirle la pista a los envenenadores. Las sustancias tóxicas forman parte de la composición de productos de uso rutinario en la agricultura, es decir, de adquisición frecuente y libre. «Sólo habría dos posibilidades: cogerlos con las manos en la masa o hacer seguimientos de sospechosos», comenta el fiscal de Medio Ambiente de Asturias, Joaquín de la Riva.
Los venenos que se están utilizando para eliminar fauna son, sobre todo, organofosforados, sustancias como el carbofúrano o el aldicarb, «de toxicidad elevada en cantidades muy pequeñas, de tres y de una partes por millón, respectivamente. Un miligramo basta para matar a un ave de un kilo de peso. Son mucho más tóxicos que la estricnina -un "clásico", de venta autorizada en tiendas de productos químicos, actualmente de uso marginal- y más fáciles de conseguir», explica Mauro Hernández. Ambos aparecen en productos fitosanitarios de uso común. El cianuro, encontrado en los análisis de animales envenenados en Asturias, es un componente de los raticidas.
LOS DAÑOS DE PERROS Y LOBOS AL GANADO, LA CAUSA PRINCIPAL DE LOS ENVENENAMIENTOS.
La eliminación de depredadores, en general, y de lobos, zorros y perros asilvestrados, en particular, es el propósito de los venenos que se colocan en el monte. La causa, los daños de los carnívoros al ganado o a las especies cinegéticas. Aunque también hay quien esparce veneno confiando en que algún jabalí, omnívoro, lo devore y deje de destrozar sus prados y sus cultivos. «El uso depende de las zonas, pero lo normal es que se persiga eliminar depredadores», explica Mauro Hernández Segovia, director del Laboratorio Forense de Vida Silvestre. «En las zonas ganaderas, el objetivo son el lobo y los perros asilvestrados, que está España invadida de ellos y son respo-sables de muchos daños».
Roberto Hartá, presidente del PAPAS, es de la misma opinión. Su organización iniciara el próximo año un plan de control de perros en los 13 municipios de la Mancomunidad del Oriente, confiando en eliminar a los ejemplares asilvestrados y en limitar la presencia del resto en el monte, cómo forma de reducir los daños y de erradicar, finalmente, el uso del veneno. «Es un problema muy grave», dice Hartá sánchez, quien señala la sierra del Cuera como uno de los espacios más conflictivos. Los perros asilvestrados son animales sin dueño, que se reproducen en el campo, viven en manadas y cazan como los lobos, con los que, de hecho, compiten por el alimento y el espacio. Pero son sólo parte del problema: muchos perros de los pueblos y de los propios pastores, que deambulan libremente por el monte, están detrás de matanzas de reses que, a menudo, acaba pagando el lobo.
Otras especies, como el zorro y los demás pequeños carnívoros, son perseguidas por su presión sobre la fauna cinegética; los córvidos y los roedores, por sus daños en las cosechas.
El sistema no sólo es ilegal, sino que altera la organización de los ecosistemas y, lo peor de todo, no selecciona a las víctimas. Cualquier animal que se alimente de carne es un receptor potencial de los cebos envenenados, y no solo de primera mano: las sustancias tóxicas persisten en el organismo, de modo que se transmiten a través de las redes tróficas. El lobo envenenado morirá antes o después y, en cualquier caso, su cadáver servirá de comida a los carroñeros: córvidos, buitres, zorros, jabalíes, otros lobos... que también morirán y serán devorados, transmitiendo el veneno hasta que su concentración deje de ser letal. Los que sobrevivan se verán afectados, por ejemplo, en su éxito reproductor. Esta cadena no excluye al ser humano.
FERTILIZANTES, PESTICIDAD Y RATICIDAS: USOS LEGALES QUE TAMBIÉN MATAN
No todo el veneno que llega a la naturaleza ha sido introducido con propósitos ilícitos. Hay usos legales que también incorporan potentes tóxicos a las redes alimentarias. El DDT –hoy prohibido- es el caso paradigmático: un desinsectador que diezmó a los halcones peregrinos en amplias zonas del Hemisferio Norte. Parte de los insectos fumigados acababa en el buche de las aves insectívoras y éstas, a su vez, en las garras del halcón. La rapaz moría envenenada o bien sufría alteraciones orgánicas que tenían como consecuencia una elevada mortalidad de embriones o hacían quebradiza la cáscara del huevo. El DDT y otros organoclorados están ahora prohibidos, pero les han sustituido los organofosforados. En África, cuartel de invernada de muchas de nuestras aves, se usan masivamente fertilizantes y plaguicidas, sin medida ni control de toxicidad. También los raticidas tienen su cuota de culpa: las campañas de desratización en los basureros parecen estar detrás de la disminución del alimoche.
LA ESTRICNINA
La estricnina es un alcaloide de la nuez vómica y de otras especies del género Strychnos. En altas dosis produce una gran estimulación de todo el sistema nervioso central, agitación, dificultad para respirar, orina oscura y convulsiones, pudiendo llevar a un fallo respiratorio y la muerte cerebral. En dosis mayores de 25 miligramos puede producir la muerte por asfixia debido a la contractura de los músculos torácicos. La dosis letal es de 15 a 30 mg. Las manifestaciones clínicas aparecen de 10 a 30 minutos después de haberlo ingerido.
La estricnina es un antagonista del aminoácido glicina, neurotransmisor de las células de renshaw. Al evitar la inhibición sobre las motoneuronas por parte de las células de renshaw, la estricnina produce hipercontracción muscular. Al inmovilizar el músculo del diafragma el individuo muere por asfixia
INSTRUCCIONES QUE DEBEMOS SEGUIR CUANDO LOCALICEMOS UN CASO
1. No tocar nada
2. Debe avisar a la Guardería de Medio Ambiente (llamando a la delegación provincial de la Consejería de Medio Ambiente correspondiente) y/o al SEPRONA de la Guardia Civil (Tel. 062) para que levanten el cadáver, recojan los cebos y levanten acta. En caso de que los Agentes de Medio Ambiente o del SEPRONA no puedan acudir, otros agentes de la Guardia Civil pueden levantar el atestado. Es recomendable esperar a su llegada, si es posible.
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1 comentario:
Buen articulo, usar estos materiales ilegales debería prohibirse en todo el mundo.
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